8 de agosto de 2025.- (SinEmbargo) Una decisión política trascendente, cuyos costos tendrá que asumir la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, como en su momento estuvo dispuesto a pagarlos el expresidente Andrés Manuel López Obrador, es la reducción del presupuesto a los partidos políticos,
que ha llegado a cantidades que son verdaderamente ofensivas para los ciudadanos que no encuentran, en la mayoría de esas organizaciones, una razón que justifique su permanencia en el escenario político nacional, debido a que su aportación a la vida democrática del país es seriamente cuestionable.
Y la primera oposición a la reducción del presupuesto a los partidos políticos la enfrentará la Presidenta Sheinbaum Pardo en sus propios aliados, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México que, elección tras elección, logran conservar su registro gracias a la vida artificial y al impulso que les proporciona el acudir a las urnas aliados con el partido Morena. El Presidente López Obrador, en su iniciativa de reforma electoral que presentó el 5 de febrero del 2024 a la Cámara de Diputados proponía una reducción del 50 por ciento al financiamientode los partidos políticos, iniciativa que también tiene la simpatía de la Presidenta Sheinbaum Pardo, quien hasta ahora no ha estimado algún porcentaje.
EL DESPILFARRO
El enorme gasto en los partidos políticos será este año de 7 mil 354 millones de pesos, pese a que en lo que resta del 2025 no habrá elecciones federales que los involucren. Si tomamos como referencia el financiamiento a los partidos políticos en el nuevo siglo, tendríamos que tomar como puntos de partida los 3 mil millones que 11 organizaciones políticas se repartieron en el año 2000, hasta los más de 7 mil millones de los que dispondrán seis instituciones políticas en el 2025. Pasando, desde luego, por los más de 10 mil millones que los partidos políticos recibieron como subsidio en el 2024, el más oneroso de toda la historia.
Los números pueden ser engañosos, pues a primera vista parecería que entre 2024 y 2025 hay una disminución en el financiamiento de los partidos políticos, al bajar, en global, de 10 mil 444 millones de pesos a 7 mil 354 millones, sin embargo, no hay que perder de vista que el año pasado hubo una partida extraordinaria de más de 3 mil millones de pesos para el financiamiento de las campañas electorales.
En el 2024 el financiamiento de las actividades ordinarias permanentes de siete partidos políticos representó un gasto de 6 mil 609 millones de pesos y en el 2025 tendrán un monto total de 7 mil 3 millones de pesos para repartirse entre seis organizaciones partidistas.
En el 2024 el partido que menos dinero recibió fue el Partido del Trabajo con más de 600 millones de pesos y el que se llevó el presupuesto más alto fue Morena, con más de 3 mil millones de pesos.
Mientras que en el año que transcurre, el monto más bajo de financiamiento será nuevamente para el Partido del Trabajo, con más de 600 millones de pesos, mientras que el partido más rico seguirá siendo Morena con más de 2 mil millones de pesos de presupuesto durante 2025.
EN QUÉ GASTAN
¿Qué son las actividades ordinarias permanentes, el principal gasto de los partidos políticos?
Lo aclara el Artículo 72 de la Ley General de Partidos Políticos: a).- El gasto programado que comprende los recursos utilizados por el partido político con el objetivo de conseguir la participación ciudadana en la vida democrática, la difusión de la cultura política y el liderazgo político de la mujer; b).- Los gastos de estructura partidista de campaña realizados dentro de los procesos electorales; c).- El gasto de los procesos internos de selección de candidatos, el cual no podrá ser mayor al dos por ciento del gasto ordinario establecido para el año en el cual se desarrolle el proceso interno.
También se consideran gastos en actividades ordinarias permanentes: d).- Los sueldos y salarios del personal, arrendamiento de bienes muebles e inmuebles, papelería, energía eléctrica, combustible, viáticos y otros similares; e).- La propaganda de carácter institucional que lleven a cabo los partidos políticos, así como las diferentes campañas de consolidación democrática, sin que en las mismas se establezca algún tipo de frase o leyenda que sugiera posicionamiento político alguno, y f).- Los gastos relativos a estructuras electorales que comprenden el conjunto de erogaciones necesarias para el sostenimiento y funcionamiento del personal que participa a nombre o beneficio del partido político en el ámbito sectorial, distrital, municipal, estatal o nacional.
REDUCCIÓN DEL 50%
En el diseño de la reforma electoral que promoverá la presidenta Sheinbaum Pardo y en la cual tendrá que considerarse una disminución al financiamiento de los partidos políticos, deberá analizarse la propuesta que en febrero del 2024 hizo el expresidente Andrés Manuel López Obrador. Una reducción del 50 por ciento en el financiamiento a los partidos políticos es lo que propone la iniciativa de reforma constitucional que el entonces presidente López Obrador envió al Congreso de la Unión el lunes 5 de febrero del 2024.
Actualmente el Artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece: “a).- El financiamiento público para el sostenimiento de sus actividades ordinarias permanentes se fijará anualmente, multiplicando el número total de ciudadanos inscritos en el padrón electoral por el sesenta y cinco por ciento del valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (UMA)...”.
Y agrega: “b).- El financiamiento público para las actividades tendientes a la obtención del voto durante el año en que se elijan Presidente de la República, senadores y diputados federales, equivaldrá al cincuenta por ciento del financiamiento público que le corresponda a cada partido político por actividades ordinarias en ese mismo año; cuando sólo se elijan diputados federales, equivaldrá al treinta por ciento de dicho financiamiento por actividades ordinarias”.
En su iniciativa el expresidente propone reformar esa Fracción Segunda, del Artículo 41 constitucional en los siguientes términos: “El financiamiento público para el sostenimiento de sus actividades ordinarias permanentes se fijará anualmente, multiplicando el número total de ciudadanos inscritos en el padrón electoral por el treinta y tres por ciento del valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (UMA). El treinta por ciento de la cantidad que resulte de acuerdo a lo señalado anteriormente, se distribuirá entre los partidos políticos en forma igualitaria y el setenta por ciento restante de acuerdo con el porcentaje de votos que hubieren obtenido en la elección de diputados inmediata anterior”.
VOTOS POR FINANCIAMIENTO
La mayoría de los partidos políticos trabajan muy poco en el enriquecimiento de la cultura cívica y política de los ciudadanos. Integrados por minorías privilegiadas que han tomado por asalto las dirigencias, los partidos se han convertido en un negocio y un botín de camarillas. La actual fórmula para asignar recursos sigue siendo muy abusiva. Pues se multiplica el total de personas inscritas en el Padrón Electoral, por el 65 por ciento del valor de una Unidad de Medida y Actualización.
Sin embargo, los partidos poco se preocupan por motivar el voto. Y en promedio sólo acude a las urnas el 60 por ciento de los ciudadanos que tienen credencial de elector vigente. La pregunta es obligada: ¿No sería lo más sensato y razonable que en la fórmula para definir el financiamiento a los partidos políticos se multiplicara un porcentaje del valor de una Unidad de Medida y Actualización (UMA) sólo por el total de votos reales captados en las urnas en la elección federal inmediata anterior?
Y por supuesto, tomar como referencia un porcentaje menor de una UMA, como el que propuso López Obrador, de sólo el 33 por ciento. La reducción del financiamiento a los partidos políticos sería muy importante y les obligaría a salir a las calles a buscar simpatizantes y votos.
No puede haber partidos ricos con pueblo pobre. Y mucho menos si no hacen su trabajo para fortalecer la vida democrática del país. El enorme gasto que se destina para el financiamiento de los partidos políticos provoca mucho malestar entre los ciudadanos. La mayoría la gente los considera un mal necesario, pues tienen el monopolio del registro de las personas que pretendan participar en la vida pública mediante alguna candidatura a algún cargo de representación popular o puesto ejecutivo en el gobierno. Y casi siempre son favorecidos quienes integran las camarillas de las dirigencias, sus parientes, socios o cómplices.